Artículo
extraído del blog Crear Mi Empresa
Un código Bidi es un sistema de
codificación, parecido a un código de barras, pero bidimensional. Al nivel de
estructura se asemeja mucho a un código QR, pero la diferencia con este último
resida en los derechos de uso.
Por un lado, el código QR es un sistema abierto
(pese a que fuera desarrollado por una filial de Toyota, esta empresa decidió
no aplicar sus derechos de autor). Esto significa que cualquier usuario puede
crear sus propios códigos QR de forma gratuita (gracias a aplicaciones
específicas), y sobre todo leerlos y tener acceso a la información que
contienen de forma totalmente gratuita.
En el otro lado, el código Bidi es un sistema
cerrado. Es un protocolo que funciona bajo los derechos de autor de cada
una de las operadoras de telefonía móvil de España. En el inicio, no exisitía
una sola codificación sino que cada operadora tenía su propio sistema. Cuando
vieron los problemas que implicaba (imposibilidad de leer la información entre
usuarios de diferentes proveedores) se unieron usando el protocolo de Movistar,
el Bidi.
Un sistema de pago
Las operadoras españolas quieren sacar dinero del código
Bidi, y por eso han diseñado un sistema que implica pagar por el uso. Por
ejemplo, si quieres crear tu propio Bidi tienes que mandar un mensaje de texto
(con su respectivo coste). Y si quieres leer la información que se esconde tras
el código, entonces necesitas la aplicación específica que solo te puede
proporcionar tu operador de telefonía móvil.
¿Cómo diferenciar Bidi y QR?
En el aspecto los dos códigos son iguales, como hemos
dicho antes lo que les diferencia es el sistema gratuito o de pago. Pero
también sería un exceso afirmar que las operadoras cobran por el mismo servicio
que te puede ofrecer cualquier página web gratis. En realidad el código Bidi
suele ser acompañado de servicios, como por ejemplo unas estadísticas
detalladas de tráfico, algo que una web generadora de QR no te suele dar.
¿Qué deberías usar?
El intento de imponer el formato Bidi sobre el QR parece
un nuevo intento de las grandes operadoras de poner puertas al campo. Parece
evidente que a la larga un sistema gratuito e internacional tiene muchas más
posibilidades de imponerse como el estándar en la materia. En mi opinión, es
mucho más acertado optar por el Quick Response que por el Bidi.
Oteando la información constantemente |
Quizás la mejor visualización del peso relativo de ambos
formatos son las búsquedas en Google. En España, el código bidi suma 4.400
consultas al mes (lo que no es nada malo), pero es que su competidor libre de
derecho el código QR representa casi el triple de volumen,
unas 12.100 búsquedas al mes.
Pero dado que los códigos Bidi son QR y que las personas usan un término
para referirse al otro, hoy en día es difícil hacer una diferencia lingüística.
El sistema que se ha impuesto es el código QR en su globalidad, y el nombre
Bidi es solo una marca comercial que explota servicios
adicionales entorno al QR.
¿Cómo usar esos códigos?
El interés de esta nueva generación de códigos de barras
es que su complejidad permite incluir muchísimos más datos dentro de la imagen.
De hecho fueron ideados porque la codificación tradicional ya no daba para más
y la multiplicación del número de referencias de productos llegaba a agotar las
posibilidades de diseño.
El otro dato interesante es que gracias a las cámaras de
los móviles inteligentes y a unas aplicaciones específicas de lectura, esos
códigos permiten dar entrada al contenido que queremos compartir sin
que tengamos que escribir mucho.
Por ejemplo, si colocas un código QR en un cartel publicitario, podrás
enlazarlo a cualquier página web donde muestres un video o tengas una
explicación de lo que quieras contar a los visitantes. También puedes hacer eso
con un código Bidi, pero como ya hemos dicho, te limitas ya que los que lo lean
necesitarán ser clientes de algunas operadoras en concreto.
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Foto cortesía de Freephotos biz