lunes, 28 de enero de 2013

La innovación aplicada es el remedio para los malos tiempos



Artículo extraído de Blog Ana Hernandez Serena, Historias de Emprendedores
Ana Hernández Serena

Es la hora de la innovación
Hay muy pocos clientes que me pidan que les ayude con sus procesos de innovación, la mayor parte de ellos me cuentan que las cosas no van del todo bien y que son conscientes de que tendrían que darle una vuelta más al negocio. No tienen claro que es lo que necesitan cambiar, pero detectan que hay que hacer algo y ese algo, es un proceso de innovación.
En estos casos, lo primero que hacemos es analizar el modelo de negocio partiendo de cuáles son las actividades clave de la empresa y los recursos con los que cuenta para detectar dónde se pueden implementar cambios:
  • En la oferta (simplificándola, desarrollándola con servicios adicionales, combinándola, ofreciendo packs, especializándome, etc.)
  • En los clientes (dirigiéndolo a otros segmentos relacionados o no con los actuales)
  • En la relación que tenemos con nuestros clientes (desarrollando experiencias, personalizando o siendo más impersonales,
  • En la forma de comunicarnos (mejorando nuestra imagen, explicando todos los servicios que hacemos
  • En el proceso (analizando cómo lo hacemos y porqué para ver otras formas distintas de hacerlo, desde la compra de materias primas hasta la logística)
  • En los colaboradores (analizando posibilidades de desarrollar nuestro negocio apoyados en otros aliados)
  • En los ingresos (analizando nuevas formas de obtener ingresos)
  • En los costes (identificando los gastos “prescindibles”)

Para conseguir resultados innovadores en este proceso trabajamos con herramientas de creatividad y sorprende ver cómo disfrutan en el proceso. 
Una vez realizado este análisis del modelo de negocio, pasamos a analizar el mercado y la competencia “hay que estar a la última”:
  • Nuevas tendencias
  • Nuevos nichos de mercado
  • Nuevos productos y servicios
  • Aplicación de nuevas tecnologías
  • Vigilancia de la competencia (de esos competidores que te pueden pisar a un cliente pero también de uno o dos que te gusta cómo trabajan y los tienes como referencia).

Y cuando tenemos todos estos datos cerramos el proceso escuchando al cliente tipo de la empresa . No son momentos sencillos tampoco para los clientes y por ello vale la pena dedicarles una reflexión para conocer lo que dicen, pero también lo que piensan, lo que ven y lo que escuchan. Si somos capaces de conocer las fortalezas de nuestros clientes y los desafíos a los que se enfrentan, seremos capaces de ofrecerles una oferta adecuada a sus necesidades y que supere sus expectativas, si ya somos capaces de emocionarles y sorprenderles, dejaran de ser sólo clientes y se convertirán en prescriptores.
Pero lo que siempre les digo a los clientes es que en este proceso de innovación no hay que perder la esencia ni la pasión que llevo a crear la empresa porque sin esencia y sin pasión es muy difícil construir una oferta de éxito.


InnoSIBtransformando las ideas excelentes en realidades tangibles

Foto cortesía : Freeimages

sábado, 5 de enero de 2013

Una oportunidad para la transformación



Artículo extraído de AVALON, la red de expertos
José Luis Bermúdez


El contexto de los mercados actualmente está acelerando los cambios en muchos sectores imponiendo a las empresas la búsqueda de nuevas soluciones, abandonando estructuras de relaciones que ya no funcionan, para adoptar nuevos procesos y nuevas formas de trabajar.
Al mismo tiempo el desarrollo de negocios en nuevos mercados y geografías se está transformando en un factor diferencial para la sostenibilidad. La capacidad de adaptarse a las estas nuevas circunstancias liderando de una manera ágil y flexible son requisitos para las organizaciones en estos tiempos.
Si estos son sus retos, le propongo aprovechar el temporal para mejorar las capacidades y el rendimiento de su organización y sus equipos, aflorando todo su potencial y renovando la energía del sistema de relaciones.
Bajo este enfoque es relevante observar tanto las urgencias de corto plazo para hacer viable el negocio, como también los retos de largo plazo para garantizar su sostenibilidad, un equilibrio entre ambas no siempre es fácil de conseguir.
El identificar a las personas clave que hacen de nodos o ejes en la estructura de relaciones y ubicarlas en los procesos críticos es uno de los factores diferenciales de éxito en este viaje. La relevancia de conectar a estas personas con su propósito en la vida y que el mismo esté conectado con el “para qué” de la empresa, llevará al sistema a un mejor nivel de desempeño.
Al mismo tiempo, necesitamos incorporar nuevos perfiles y generaciones que traigan hábitos, patrones de comportamiento y enfoques que desafíen en cierta medida el status quo, introduciendo tensión y nueva energía a la organización. De esta forma lograremos modificar algunos patrones culturales que ya no son efectivos en el nuevo entorno, manteniendo la conexión con los valores fundamentales que hacen sostenible a la empresa.
Bajo estas premisas, escribo estas ideas con la intención de despertar a la acción, desde una perspectiva de oportunidad para aprovechar lo mejor que trae cada uno cuando explota todo su potencial.

Transformación es la contraseña

¿Cómo podemos llevar esto adelante con éxito?
Por la relevancia de su impacto, el factor que quiero destacar es el crear y desarrollar en la organización nuevas formas de conversar, para pasar de enfocarnos sistemáticamente en el “que debemos hacer” y “cómo llevarlo adelante”, a conversar sobre el “para qué” hacemos lo que hacemos. En este proceso también es relevante identificar y apreciar cuáles son las fortalezas y hábitos que cada uno está aportando y que están funcionando de forma efectiva.
Estas conversaciones extendidas en los diferentes niveles más allá de la función de RR.HH., generan nuevas capacidades de cambio.
A modo de ejemplo sobre a que me refiero, hace unas semanas un directivo de una multinacional en el marco de un programa de formación en liderazgo me compartía, que si bien estaba encantado con el esfuerzo de incorporación de nuevos perfiles que estaba realizando la organización en su área de gestión, estaba experimentando que muchos de ellos no estaban generando la tensión y cambios que estaba buscando, y que recién después de 3 o 4 meses conseguía conocer suficientemente a cada uno de ellos para valorar su potencial de contribución a los resultados.
Su reflexión estaba asociada a: ¿cómo podemos tener mayor precisión a través de unas pocas conversaciones en el proceso de evaluación de perfiles para una buena selección?
Su mayor aprendizaje fue que nos encanta contar historias y también escucharlas. Hemos crecido y aprendido a través de ellas. En la medida que las conversaciones que mantenemos a través de nuestras historias describen nuestros valores y creencias podremos conectar con otros y construir relaciones. Aprender a conversar debajo del iceberg (Edgar Schein – Three levels of culture) sobre nuestros valores, sentimientos, emociones y creencias en la organización, nos permite hacerlas conscientes y poder trabajar con ellos para modificarlos cuando no estén funcionando para el cambio que queremos conseguir, conectando al mismo tiempo con cada uno de los jugadores en la empresa.
Depende de cómo conversemos serán nuestras relaciones. Esta capacidad aplicada al momento de seleccionar a las personas que conforman nuestro equipo, aporta un valor diferencial para conseguir los resultados esperados.
En estos momentos en España y otros mercados que están afrontando grandes retos de cambio, tenemos disponibles muy buenos profesionales en búsqueda de nuevos retos, que pueden aportarnos diversidad de perspectivas y experiencias de otros sectores, idiomas y complementar nuestras capacidades actuales, cambiando también la forma en la que conversamos en la organización. Es el momento entonces de aprovechar esta disponibilidad para hacer buenos fichajes y modelar la organización que queremos para los próximos años.


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