domingo, 24 de junio de 2012

RIO+20 acaba descafeinado


http://lh3.ggpht.com/-D05YF2z4Pk8/T-Gbaa8sWfI/AAAAAAAAKmY/U5vMAnH7bPI/rio20%25255B3%25255D.jpgUn centenar de jefes de Estado y de Gobierno tres días reunidos para fijar objetivos de desarrollo sostenible e inclusión social no han llegado a nada, salvo coincidir en echar todo el peso de la responsabilidad a los ciudadanos y a la iniciativa privada.

La Cumbre de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, Río+20, celebrada en Rio de janeiro (Brasil) acaba deslucida y descafeinada, con un vago acuerdo acerca de que son las personas individuales y las empresas, más que los gobiernos, quienes deben hacer esfuerzos para mejorar el medio ambiente. ¿Tanto ruido para esto? Mejor, que no hubieran ido y se habrían ahorrado un dinero que, en los tiempos que corren, a nadie sobra.
Una serie muy anunciada de encuentros globales y de políticas medioambientales se han caído por la falta de expectativas, volviendo al punto de la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático de Copenhague (Dinamarca) de 2009 que acabó cerca del caos.
Como resultado, muchos ecologistas, activistas y líderes empresariales han llegado a la conclusión de que el progreso en los asuntos medioambientales debe acometerse a nivel local y con el sector privado y sin la ayuda de los acuerdos internacionales.

“El enverdecimiento de nuestras economías se tendrá que producir sin las bendiciones de los líderes mundiales”, ha asegurado el director ejecutivo de WWF, Lasse Gustavsson. Por su parte, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, que llegó a primera hora del para un rápido anuncio sobre los proyectos de su país en África y para mantener una serie de encuentros bilaterales con varios líderes mundiales, ha admitido lo mismo. “Los Gobiernos no pueden solucionar solos los problemas a los que nos enfrentamos, desde el cambio climático a la persistente pobreza y la escasez crónica de energía”.
Para el secretario general de International Trade Union Confederation –una de las ONG presentes en la Cumbre–, Sharon Burrow, el mundo que se pretende no llegará por parte de los líderes mundiales, a quienes les falta el coraje para acudir, sentarse en una mesa y negociar por sí mismos.

De hecho, algunos jefes de gobierno, como el presidente español Mariano Rajoy, se han marchado antes de que concluyera la cumbre por el empeoramiento de la deuda soberana en Europa o por la continuada violencia en Oriente Medio. Además, se han producido notables ausencias, como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama; de Alemania, Angela Merkel; y de Reino Unido, David Cameron, que sí asistieron a la Cumbre del G-20 a principios de esta misma semana en Los Cabos (México).
El encuentro Río+20, nunca generó las expectativas para lograr un acuerdo como el de la Cumbre de la Tierra que se celebró en la misma ciudad brasileña en 1992, y que incluyó el tratado en Biodiversidad y acuerdos que condujeron a la creación del Protocolo de Kioto sobre emisión de gases de efecto invernadero.

Pese a que a Río se han desplazado más de 50.000 personas, muchos de los visitantes están desilusionados al darse cuenta de que los líderes han hecho muy pocos y específicos compromisos en asuntos tales como energía, seguridad alimentaria u océanos.

martes, 19 de junio de 2012

¿Crisis?


Hace unas semanas asistí a la Asamblea Anual de la Asociación Española para la Calidad (AEC). La asamblea, como suele suceder con todas las de este tipo, estaba más orientada a los asiduos a ellas que a los neófitos como yo.

Estos actos suelen ser un excelente foro para que viejos conocidos se encuentren al menos una vez al año, se adule a quien deba ser adulado, se intercambien las experiencias más recientes y se introduzca en los círculos ya establecidos a nuevos colaboradores que están iniciando su colaboración con la entidad que celebre su asamblea.

También el acto oficial suele estar sujeto a un guion claramente establecido. En uno u otro orden se suelen realizar uno o dos discursos protocolarios, se repasan y aprueban las cuentas del ejercicio cerrado y presupuestos para el venidero. Se trata la actividad de algún proyecto o área determinado y opcionalmente se hace entrega de algún tipo de reconocimiento a una organización o persona con una alta implicación con la organización.

Así suelen ser y así fue la Asamblea General Ordinaria de AEC en el 2012. En principio nada especial.

Si traigo esta asamblea al blog es por un solo motivo; el discurso de la Directora General de AEC. Se trató de un discurso corto y sencillo, pero una parte de su contenido creo que condensa algunas de las líneas de actuación que las empresas pueden tomar para actuar en las actuales circunstancias. No es mi intención reproducir el discurso literalmente pero sí resumir las ideas básicas de su mensaje tal como yo las entendí.

  • Crisis. Debemos olvidarnos de la tan manida crisis y de culpar a ésta de todos nuestros males y falta de iniciativas. Hay unas circunstancias concretas en las que debemos actuar.
  • Gestión. Las actuales circunstancias exigen una mayor eficiencia en las empresas. Los márgenes de actuación son ahora muy estrechos y no podemos permitirnos las alegrías de otros tiempos. No hay que RECORTAR hay que GESTIONAR MEJOR. Hay que hacer lo mismo (o más) con menos. 
  • Calidad. Dentro de los muchos mecanismos para la mejora de la eficacia de las empresas está la gestión de la Calidad.


En la AEC se sienten tranquilos no solo por haber entendido esto sino, dada su línea de actividad, por ser expertos y veteranos en la aplicación y difusión de los Sistemas de Gestión de la Calidad.


Imagen: Logo de la Asociación Española para la Calidad


lunes, 4 de junio de 2012

El equipo Hoyt: una historia singular


Dick Hoyt acaba de cumplir 72 años. Es un hombre fornido, robusto, de imponente aspecto físico. Es un hombre que a la edad en que la mayoría están disfrutando de una jubilación (normalmente merecida) apacible y tranquila, vigilando los achaques, él se dedica a correr maratones, triatlones e, incluso a veces, carreras de “ironman” (ya saben: 4 km. de natación, 180 km. en bicicleta y una maratón, todo seguido).
Lleva más de 30 años participando en tales pruebas y aún está en gran forma. Esto ya de por sí es singular, muy singular, diría yo. Pero Dick tiene un hijo: Rick. Rick ha cumplido los 50 y también se dedica como su padre a correr tales desafíos imponentes. Es más: los corren juntos, padre e hijo, en equipo. Esto es singular y curioso.
Pero es que Rick, el hijo, tiene una parálisis física y cerebral extrema desde que nació. Prácticamente no puede ni moverse ni comunicarse, siempre atado a una silla de ruedas. Dick y Rick, sin embargo, corren juntos. Sí, es cierto. ¿Cómo? De la siguiente forma: Dick, el padre, coloca a su hijo Rick en una balsa hinchable y enganchado a una cuerda tira de ella nadando los 4 kilómetros de un “ironman”; al acabar, Dick, el padre, coloca a su hijo Rick en una silla especial acoplada en la parte delantera de una bicicleta especial fabricada por el propio Dick y así pedalean los 180 kilómetros del “ironman”; al acabar, Dick, el padre, coloca a su hijo Rick en una silla de ruedas un tanto sofisticada que Dick empuja para correr los 42 kilómetros y pico de la maratón. Así compite el equipo Hoyt, como se les conoce en el mundillo de las pruebas atletas desafiantes. Esto es absolutamente singular. Y, todo esto, ¿por qué?
Una carrera singular
Todo empezó cuando nació Rick, el hijo. El enredo del cordón umbilical alrededor de su cuello le provocó una anoxia (falta de oxígeno) causándole una gravísima discapacidad física y psíquica. Los médicos pronosticaron entonces un estado vegetal irreversible para el pequeño Rick. Pero los padres de Rick, lejos de hundirse en el abismo que hubiera hundido a cualquiera (eran muy jóvenes), decidieron actuar con Rick como si fuera cualquier niño normal. Le hablaban, le contaban, le enseñaban, le animaban, en definitiva, le educaban.
A los 12 años, la universidad Tufts en Boston contactó con Dick, el padre, para que su hijo probara un artilugio especial de comunicación con un ordenador basado en una especie de almohadilla que acoplada a la cabeza podía realizar típicos movimientos de ratón. Perplejos se quedaron los asistentes a la prueba cuando el pequeño Rick, usando aquel dispositivo, deletreó en la pantalla (como si de una “ouija” se tratara) la frase: “Go Bruins”. Ciertamente, estupefactos. “Go Bruins” (¡Vamos, Bruins!) es el grito de ánimo de los hinchas del equipo de Hockey de Boston, la ciudad de Dick y Rick.
Así comenzó una extensa comunicación con el chaval vegetativo, el cual, con bastante desparpajo, a la pregunta de si sabía leer y escribir, contestó (con su artilugio en la cabeza): “Claro que sí”. Resultó que su discapacidad mental no era tal y como la habían diagnosticado al nacer. Pero gracias a la confianza, a la fe y a la constancia de unos padres ajenos a cualquier obstáculo y sin una meta concreta por delante más que la felicidad de su bebé, decidieron asumir que su hijo (su único hijo, entonces) no tenía por qué ser diferente a los demás. Esta es realmente una historia más que singular.
Pero aquí no acaba la singularidad de la historia. Tras haber conseguido una forma de comunicación con aquel hijo “vegetal”, Dick, el padre, le preguntó si se veía con capacidad para realizar los estudios básicos y después, por qué no, estudios universitarios. Rick, el hijo, no lo pensó apenas y respondió que sí. Y Dick, el padre, no sólo ayudó a su hijo a conseguir el graduado y una carrera universitaria (que logró en 1993), sino que para mantener un modelo de padre ejemplarizante y motivador, Dick decidió desarrollarse físicamente para correr cuantas carreras y pruebas extremas pudiera. Eso sí, siempre con su hijo a cuestas. A Rick, el hijo, le apasionaba el deporte, lo había dejado claro.
Alguien lleva la cuenta de sus participaciones y son cerca del millar, entre carreras de fondo, gran fondo y resistencia extrema. Impresionante. Pero… ¿hay algo aún más singular en esta historia?... Pues sí.
Rick, el hijo, obtuvo una licenciatura como acabo de comentar. En concreto, se graduó en Informática. A partir de ese momento, comenzó a trabajar en una empresa en la que se encarga de diseñar y programar aparatos dirigidos por ordenador para ayudar en las tareas más básicas a los discapacitados graves. Es más los aplica en sí mismo. Con ello ha conseguido vivir en su propio apartamento sin dependencias de nadie.
La historia… en fin, no hay palabras para definirla. No estaría demás aplicar a nuestros pequeños problemas cotidianos esa confianza ciega en el futuro (independientemente de los obstáculos), esa perseverancia en nuestras decisiones (independientemente de nuestros miedos), esa ejemplaridad con los demás (independientemente de que nos tomen o no como modelo a seguir).
Por cierto, lo realmente singular de esta historia es que Dick, el padre, no sabía nadar y tuvo que aprender para realizar los triatlones junto a Rick, su hijo.


Ángel Luis Herrero
Socio Consultor en InnoSIB


Idea extraida de conferencia de Álex Rovira
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