domingo, 14 de abril de 2013

Ni mucho, ni poco: lo justo


Cuando alguno de los componentes de InnoSIB, acogidos en el seno de importantes consultoras y multinacionales del sector tecnológico, formalizábamos ofertas y propuestas de colaboración siempre teníamos fijada en el fondo de nuestra mente una directriz: somos grandes y, por tanto, nuestros ofrecimientos han de ser de igual o mayor calado, si cabe. Y nuestra sabiduría, nuestra capacidad, nuestro profundo (a veces, demasiado profundo) conocimiento de las diferentes artes y técnicas del desarrollo de las empresas, necesariamente había de ser dirigido, desde luego, a grandes corporaciones que supieran apreciar nuestro valor (y lo pudieran pagar).
Cumbres a medida
Sólo los grandes clientes podían acometer los proyectos de la importancia y la trascendencia que se les planteaban, lógicamente. Sin olvidar que ellos mismos en clara reciprocidad así lo esperaban y lo demandaban.
De este modo, las consultorías, los diseños de sistemas, los asesoramientos y diagnósticos de las organizaciones y los planes estratégicos tecnológicos y no tecnológicos han acabado por ser patrimonio (en apariencia) de las compañías que superan un cierto nivel de tamaño (grande), que exponen un importante nivel de necesidades (normalmente menores que las planteadas en las ofertas) y, sobre todo, que manejan un elevado nivel de presupuesto. Muy apetecible (y necesario, claro está) para las grandes consultoras y multinacionales de servicios empresariales.
Pero como el presunto pastel presupuestario a repartir por esas grandes sociedades —referencia en sus sectores y con gran renombre— es cuantioso, los pequeños proveedores (consultoras desgajadas de las grandes, aventuras de algunos y otras iniciativas similares) también quieren participar de la tarta y tratan de arañar las migajas que los grandes dejan caer.
Sin embargo, hay miles —según algunos, millones— de empresas denominadas pequeñas, medianas y hasta microempresas que realmente necesitan aplicar en sus negocios muchos de aquellos conocimientos, experiencias y valores que ofrecíamos a las grandes. Eso sí: en su justa medida. Proyectos de adaptación tecnológica, de estudios de organización y estrategia, de mejora y eficiencia, de calidad en los procesos, de cambio y transformación, de comunicación e imagen, de innovación incluso, pueden y deben ser amoldados a la medida de una empresa de cualquier tamaño y estructura.
Si somos capaces (y en ello creemos los que hemos bregado durante casi tres décadas en grandes firmas consultoras) de proponer ese conocimiento y saber a la medida de cada compañía, estas empresas no grandes dejarán por fin de pensar que muchos de esos proyectos no son para ellas. La clave está en definir correctamente la necesidad y la demanda en alcance, en objetivos y en coste acorde con la estructura de la empresa. No ha de ser ni mucho ni poco, simplemente lo preciso, lo justo.

Ángel Luis Herrero
Socio Consultor en InnoSIB



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