jueves, 22 de diciembre de 2011

¿Qué hará el nuevo Gobierno con la RSC?


Hoy ha tomado posesión del cargo de Presidente de Gobierno Mariano Rajoy, después de su arrolladora victoria en las elecciones del 20 N. El Partido Popular ha ganado ampliamente y bien. Ya no vale preguntarse si por debilidad del oponente o por méritos propios. Ha ganado y le toca gobernar los próximos cuatro años. A nosotros, los electores, nos toca valorar durante este tiempo las acciones que lleven a cabo y enjuiciar las consecuencias.
¿Cómo debemos esperar, los que nos preocupamos por la RSC, las respuestas a todas las demandas y necesidades que a lo largo de los últimos años nos venimos haciendo? Todos podemos estar de acuerdo que los pasos dados han sido interesantes pero insuficientes: en ocho años de gobierno, se podía haber empujado un poco más. Pero tampoco vale ya, ni sirve de nada, lamentarnos de las faltas y ausencias anteriores.
Hoy se abre una nueva puerta y expectantes deberemos estar sobre las medidas que puedan tomar. ¿Cuáles son las necesidades y medidas que, desde los que trabajamos en la RSC, deben tomar para impulsar la implantación y, por qué no, la obligación de medidas que regulen las acciones de las empresas en lo que se refiere a lo económico, social y mediambiental? Analizando el mundo empresarial en España, está claro que ese gran porcentaje de pequeñas y medianas empresas deben empezar a aplicar, de manera masiva, la RSC en su día a día. Siempre desde mi punto de vista, considero que, de una u otra forma, debemos ayudarlas a aplicar los principios de la RSC. Es, por lo tanto, fundamental un plan de comunicación en donde se expliquen y detallen acciones concretas a llevar a cabo para que una gran mayoría de las empresas tengan en consideración la RSC. Hablamos de conciliación, de no discriminación, de respeto a la Derechos Humanos y Medio Ambiente, de responsabilidad en la gestión y, por qué no, de memorias, de gestión de las marcas, de cuadros de mando que ayuden a la Dirección, de certificaciones,… Y todo ello, como siempre, en las tres variables básicas de la RSC: económica, social y mediambiental.
El trabajo será arduo y requerirá recursos económicos y humanos para hacer llegar el mensaje y aplicar los criterios que cada empresa considera necesarios y suficientes. Desde el Gobierno se pueden promulgar iniciativas (directivas, decretos o leyes) y, aunque no soy muy partidario de las subvenciones, hacer aportaciones que signifiquen el arranque definitivo de la RSC en el tejido empresarial español.
Respecto a las Grandes Empresas, las del IBEX y las de más de 1.000 empleados, les demando que apliquen la RSC de forma responsable y no solo para que se vea que tienen departamento y personal dedicado y que cumplen con los principios. Es decir, menos marketing y más acciones.
Comentaba en los párrafos anteriores que el trabajo será arduo, sin duda, pero los beneficios podrán ser inmensos: económicos, sociales y medioambientales. Económicos por que estoy convencido de que a medio plazo, contar con la RSC en la Gestión de la empresa, aportará los beneficios deseados y permitirá poner en marcha iniciativas que hasta hoy no se contemplan; Sociales por que todo lo que rodea a la empresa tiene su repercusión social y cuanto mejor estemos con nuestro entorno mejor será considerada la aceptación y respeto de la misma y esto se traducirá en beneficios futuros; y Medioambientales por que tenemos la oportunidad de ofrecer a nuestros descendientes un mundo más limpio, más sano y más sostenible.
Es el momento de poner en valor y sobre la mesa todas estas cuestiones y el nuevo Gobierno tiene la oportunidad de apoyar, empujar y favorecer iniciativas que conduzcan a que la RSC forme parte de la política diaria de las empresas, de los directivos, de los empleados, de los proveedores, de los clientes, es decir, de los Grupos de Interés que conforman el círculo y el engranaje de las compañías.
Estaremos ahí para valorar y juzgar las acciones, reclamar en caso de ignorancia y aplaudir la sabiduría.

Javier Colino
Consultor en RSC

lunes, 19 de diciembre de 2011

Muéstranos el camino


Las autoridades públicas están, en estos tiempos, muy volcadas en fomentar el que la gente emprenda una actividad económica por su cuenta, llámese autónomo, llámese emprendedor, llámese “sal del paro y monta tu propia empresa”. Esto último parece un anuncio de fascículos o de bricolaje. Pero el acicate con el que mejor se mueven las instancias de la administración (a cualquier nivel de competencia) se basa fundamentalmente en los aspectos meramente financieros o económicos, traduciéndose en la mayoría de las medidas en ahorro de costes —vía reducción de obligaciones tributarias— o en financiación de activos o actividades —vía inversión de capital-riesgo, créditos blandos o incluso subvenciones a fondo perdido—.
Andando se hace el camino
Bien, todo eso está muy bien. Quién va a negar que disponer de fondos económicos, tanto si se los prestan en mejores condiciones que en el mercado bancario como si se los evitan pagar en sus declaraciones impositivas, es algo positivo y nadie va a rechazar (siempre cumpliendo estrictamente ciertas condiciones que para todo las hay). Pero la puesta en marcha de una actividad económica por cuenta propia en cualquiera de sus diferentes modalidades (autónomo, profesional, pyme,  microempresa) lo que supone fundamentalmente no es tanto la obvia necesidad de reducir los costes al mínimo como la perentoriedad de conseguir ingresos. Si conseguimos alcanzar nuestros objetivos en ingresos, menos quebraderos nos supondrá acomodarnos a sus costes derivados. Si no conseguimos suficientes ingresos, empezará a importarnos bien poco el ahorro de costes o las inversiones. Porque los ingresos no vienen, aunque lo facilita, exclusivamente por tener menos costes o disponer de inversión.
Los caminos para llegar a estos ingresos (encontrar los clientes potenciales, hacer llegar nuestros mensajes, conseguir contratos, estar en disposición de competir por una oferta, etc.) no son precisamente ni fáciles ni conocidos por los emprendedores o los iniciadores de una actividad profesional por su cuenta y riesgo.
Es por este motivo que, sin renunciar claro está a recibir ayudas económicas de la administración del estilo que sea, yo preferiría que la contribución pública se enfocará más (además) en aspectos como:
  • Facilitar canales de difusión de nuestra empresa o de nuestros servicios y productos en ámbitos adecuados a nuestra actividad (locales, nacionales, exportación)
  • Promover los intercambios de conocimiento y contacto directo de empresarios proveedores con empresarios clientes (clásico y en boga networking presencial)
  • Formar en técnicas de carácter eminentemente práctico y provechoso en materias (poco tenidas en cuenta por las pequeñas empresas) como el marketing, la comunicación, la calidad, la preventa y la postventa, la fidelización, las alianzas estratégicas (unidos vendemos más muchas veces).
  • Dar soporte especializado en elaboración del plan estratégico de negocio, de su gestión y seguimiento, de la operatividad de la compañía, de la básica planificación financiera. Toda empresa aunque sea unipersonal necesita cubrir con solvencia todos estos aspectos.


En definitiva, un emprendedor que quiera iniciar o desarrollar adecuadamente su actividad necesita, sobre todo, que se le muestre el camino, que se le facilite la búsqueda y el alcance de los ingresos que le han de permitir a su organización crecer y progresar, más incluso en muchos casos a que se le alivien exclusivamente sus cargas económicas (que también).

Ángel Luis Herrero
Socio Consultor en InnoSIB



Foto cortesía de Freephotos.biz


Safe Creative #1207232010763

viernes, 2 de diciembre de 2011

PDCA vs Modelos de Madurez

Cualquier actividad que desarrollemos de forma repetitiva y con rigor, y da igual cual sea su naturaleza y el ámbito en el que nos desenvolvamos, debe seguir una serie de criterios y normas de funcionamiento y control. Es decir debe ser gestionada o lo que es lo mismo debe existir un sistema de gestión que garantice su correcta implantación, ejecución y eficacia.
Al hablar de sistemas de gestión y su implantación se suelen manejar dos modelos o aproximaciones; el ciclo de Deming o ciclo PDCA y los Modelos de Madurez.


CICLO PDCA. Inicialmente popularizados por Eduard Deming (de ahí uno de los nombres por los que se les conoce), por su utilización en los procesos de mejora de la calidad. Su otro nombre PDCA es un acrónimo de su significado y filosofía de gestión que se resume en:
Plan (P) - Planificar (P): establecer los objetivos y procesos necesarios para conseguir resultados de acuerdo con los requisitos del cliente y las políticas de la organización.
Do (D) - Hacer (H): implementar los procesos.
Check (C) - Verificar (V): realizar el seguimiento y la medición de los procesos y los productos respecto a las políticas, los objetivos y los requisitos para el producto, e informar sobre los resultados.
Act (A) - Actuar (A): tomar acciones para mejorar continuamente el desempeño de los procesos.

MODELOS DE MADUREZ. Los Modelos de Madurez fueron desarrollados por el SEI (Software Engineering Institute) como parte de CMM (Capability Maturity Model) para el desarrollo de software. Su primera publicación tuvo lugar en Septiembre de 1997. Los Modelos de Madurez establecen una serie de niveles consecutivos por los que las actividades sobre las que se apliquen deben pasar hasta alcanzar su madurez o estado optimo. Los modelos de madurez a partir de una definición estándar pueden adaptarse a la naturaleza y entorno de cualquier actividad.
La actividad medida, al igual que sucedía en el ciclo PDCA puede ser de naturalezas tan dispares como un procedimiento de control o una Organización completa.
Los niveles de Madurez que plantea el modelo son:
0. Inexistente. No hay conciencia de la actividad.
1. Inicial. La actividad existe pero no hay un marco estable para su gestión.
2. Repetible. Existen ciertas tareas que se repiten, pero más por iniciativa del responsable que por estar oficializado.
3. Definido. Se han definido las tareas que se deben realizar.
4. Administrado. Están defendidos los objetivos que se quiere alcanzar y se controla su consecución.
5. Optimizado. Se analizan los resultados y se mejoran los procedimientos.


Ambos modelos nos presentan dos enfoques de un mismo problema; el ciclo PDCA nos presenta como se debe articular un buen sistema de gestión y los modelos de madurez nos presentan las fases, que de forma natural, debemos pasar para implantar el sistema de gestión.



Licencia de Creative Commons
Las ideas de InnoSIB by InnoSIB is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported License