Hoy
ha tomado posesión del cargo de Presidente de Gobierno Mariano Rajoy, después
de su arrolladora victoria en las elecciones del 20 N. El Partido Popular ha
ganado ampliamente y bien. Ya no vale preguntarse si por debilidad del oponente
o por méritos propios. Ha ganado y le toca gobernar los próximos cuatro años. A
nosotros, los electores, nos toca valorar durante este tiempo las acciones que
lleven a cabo y enjuiciar las consecuencias.
¿Cómo
debemos esperar, los que nos preocupamos por la RSC, las respuestas a todas las
demandas y necesidades que a lo largo de los últimos años nos venimos haciendo?
Todos podemos estar de acuerdo que los pasos dados han sido interesantes pero
insuficientes: en ocho años de gobierno, se podía haber empujado un poco más. Pero
tampoco vale ya, ni sirve de nada, lamentarnos de las faltas y ausencias
anteriores.
Hoy
se abre una nueva puerta y expectantes deberemos estar sobre las medidas que
puedan tomar. ¿Cuáles son las necesidades y medidas que, desde los que
trabajamos en la RSC, deben tomar para impulsar la implantación y, por qué no,
la obligación de medidas que regulen las acciones de las empresas en lo que se
refiere a lo económico, social y mediambiental? Analizando el mundo empresarial
en España, está claro que ese gran porcentaje de pequeñas y medianas empresas
deben empezar a aplicar, de manera masiva, la RSC en su día a día. Siempre
desde mi punto de vista, considero que, de una u otra forma, debemos ayudarlas
a aplicar los principios de la RSC. Es, por lo tanto, fundamental un plan de
comunicación en donde se expliquen y detallen acciones concretas a llevar a
cabo para que una gran mayoría de las empresas tengan en consideración la RSC.
Hablamos de conciliación, de no discriminación, de respeto a la Derechos
Humanos y Medio Ambiente, de responsabilidad en la gestión y, por qué no, de
memorias, de gestión de las marcas, de cuadros de mando que ayuden a la
Dirección, de certificaciones,… Y todo ello, como siempre, en las tres
variables básicas de la RSC: económica, social y mediambiental.
El
trabajo será arduo y requerirá recursos económicos y humanos para hacer llegar
el mensaje y aplicar los criterios que cada empresa considera necesarios y
suficientes. Desde el Gobierno se pueden promulgar iniciativas (directivas,
decretos o leyes) y, aunque no soy muy partidario de las subvenciones, hacer
aportaciones que signifiquen el arranque definitivo de la RSC en el tejido
empresarial español.
Respecto
a las Grandes Empresas, las del IBEX y las de más de 1.000 empleados, les demando
que apliquen la RSC de forma responsable y no solo para que se vea que tienen
departamento y personal dedicado y que cumplen con los principios. Es decir,
menos marketing y más acciones.
Comentaba
en los párrafos anteriores que el trabajo será arduo, sin duda, pero los
beneficios podrán ser inmensos: económicos, sociales y medioambientales.
Económicos por que estoy convencido de que a medio plazo, contar con la RSC en
la Gestión de la empresa, aportará los beneficios deseados y permitirá poner en
marcha iniciativas que hasta hoy no se contemplan; Sociales por que todo lo que
rodea a la empresa tiene su repercusión social y cuanto mejor estemos con
nuestro entorno mejor será considerada la aceptación y respeto de la misma y
esto se traducirá en beneficios futuros; y Medioambientales por que tenemos la
oportunidad de ofrecer a nuestros descendientes un mundo más limpio, más sano y
más sostenible.
Es
el momento de poner en valor y sobre la mesa todas estas cuestiones y el nuevo
Gobierno tiene la oportunidad de apoyar, empujar y favorecer iniciativas que
conduzcan a que la RSC forme parte de la política diaria de las empresas, de
los directivos, de los empleados, de los proveedores, de los clientes, es
decir, de los Grupos de Interés que conforman el círculo y el engranaje de las
compañías.
Estaremos
ahí para valorar y juzgar las acciones, reclamar en caso de ignorancia y
aplaudir la sabiduría.
Javier Colino
Consultor en RSC