lunes, 19 de diciembre de 2011

Muéstranos el camino


Las autoridades públicas están, en estos tiempos, muy volcadas en fomentar el que la gente emprenda una actividad económica por su cuenta, llámese autónomo, llámese emprendedor, llámese “sal del paro y monta tu propia empresa”. Esto último parece un anuncio de fascículos o de bricolaje. Pero el acicate con el que mejor se mueven las instancias de la administración (a cualquier nivel de competencia) se basa fundamentalmente en los aspectos meramente financieros o económicos, traduciéndose en la mayoría de las medidas en ahorro de costes —vía reducción de obligaciones tributarias— o en financiación de activos o actividades —vía inversión de capital-riesgo, créditos blandos o incluso subvenciones a fondo perdido—.
Andando se hace el camino
Bien, todo eso está muy bien. Quién va a negar que disponer de fondos económicos, tanto si se los prestan en mejores condiciones que en el mercado bancario como si se los evitan pagar en sus declaraciones impositivas, es algo positivo y nadie va a rechazar (siempre cumpliendo estrictamente ciertas condiciones que para todo las hay). Pero la puesta en marcha de una actividad económica por cuenta propia en cualquiera de sus diferentes modalidades (autónomo, profesional, pyme,  microempresa) lo que supone fundamentalmente no es tanto la obvia necesidad de reducir los costes al mínimo como la perentoriedad de conseguir ingresos. Si conseguimos alcanzar nuestros objetivos en ingresos, menos quebraderos nos supondrá acomodarnos a sus costes derivados. Si no conseguimos suficientes ingresos, empezará a importarnos bien poco el ahorro de costes o las inversiones. Porque los ingresos no vienen, aunque lo facilita, exclusivamente por tener menos costes o disponer de inversión.
Los caminos para llegar a estos ingresos (encontrar los clientes potenciales, hacer llegar nuestros mensajes, conseguir contratos, estar en disposición de competir por una oferta, etc.) no son precisamente ni fáciles ni conocidos por los emprendedores o los iniciadores de una actividad profesional por su cuenta y riesgo.
Es por este motivo que, sin renunciar claro está a recibir ayudas económicas de la administración del estilo que sea, yo preferiría que la contribución pública se enfocará más (además) en aspectos como:
  • Facilitar canales de difusión de nuestra empresa o de nuestros servicios y productos en ámbitos adecuados a nuestra actividad (locales, nacionales, exportación)
  • Promover los intercambios de conocimiento y contacto directo de empresarios proveedores con empresarios clientes (clásico y en boga networking presencial)
  • Formar en técnicas de carácter eminentemente práctico y provechoso en materias (poco tenidas en cuenta por las pequeñas empresas) como el marketing, la comunicación, la calidad, la preventa y la postventa, la fidelización, las alianzas estratégicas (unidos vendemos más muchas veces).
  • Dar soporte especializado en elaboración del plan estratégico de negocio, de su gestión y seguimiento, de la operatividad de la compañía, de la básica planificación financiera. Toda empresa aunque sea unipersonal necesita cubrir con solvencia todos estos aspectos.


En definitiva, un emprendedor que quiera iniciar o desarrollar adecuadamente su actividad necesita, sobre todo, que se le muestre el camino, que se le facilite la búsqueda y el alcance de los ingresos que le han de permitir a su organización crecer y progresar, más incluso en muchos casos a que se le alivien exclusivamente sus cargas económicas (que también).

Ángel Luis Herrero
Socio Consultor en InnoSIB



Foto cortesía de Freephotos.biz


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1 comentario:

  1. Las administraciones deberian apoyar sin reservas todas las iniciativas de pequeños empresarios. Tendrían que fomentar tanto la financiacion como la capacidad de que las empresas sean rentables.

    El problema es que las administraciones publicas se rigen por criterios de temporalidad y vistosidad. Cada cierto tiempo se cambian sus responsables y por tanto las directrices. Las decisiones que requieren un perspectiva temporal amplia no forman parte de las estrategias politicas que solo pueden ver el corto plazo por intereses electorales y personalistas.

    Moraleja: las ayudas publicas solo son visibles en resultados puntuales y coyunturales, segun la tendencia del gobernante de turno

    Buen articulo.
    Un saludo

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