Las
autoridades públicas están, en estos tiempos, muy volcadas en fomentar el que
la gente emprenda una actividad económica por su cuenta, llámese autónomo,
llámese emprendedor, llámese “sal del paro y monta tu propia empresa”. Esto último
parece un anuncio de fascículos o de bricolaje. Pero el acicate con el que mejor se
mueven las instancias de la administración (a cualquier nivel de competencia)
se basa fundamentalmente en los aspectos meramente financieros o económicos,
traduciéndose en la mayoría de las medidas en ahorro de costes —vía reducción
de obligaciones tributarias— o en financiación de activos o actividades —vía
inversión de capital-riesgo, créditos blandos o incluso subvenciones a fondo
perdido—.
Andando se hace el camino |
Bien,
todo eso está muy bien. Quién va a negar que disponer de fondos económicos,
tanto si se los prestan en mejores condiciones que en el mercado bancario como
si se los evitan pagar en sus declaraciones impositivas, es algo positivo y
nadie va a rechazar (siempre cumpliendo estrictamente ciertas condiciones que
para todo las hay). Pero la puesta en marcha de una actividad económica por
cuenta propia en cualquiera de sus diferentes modalidades (autónomo, profesional, pyme, microempresa) lo que supone fundamentalmente no es tanto la
obvia necesidad de reducir los costes al mínimo como la perentoriedad de conseguir
ingresos. Si conseguimos alcanzar nuestros objetivos en ingresos, menos
quebraderos nos supondrá acomodarnos a sus costes derivados. Si no conseguimos
suficientes ingresos, empezará a importarnos bien poco el ahorro de costes o las
inversiones. Porque los ingresos no vienen, aunque lo facilita, exclusivamente
por tener menos costes o disponer de inversión.
Los
caminos para llegar a estos ingresos (encontrar los clientes potenciales, hacer
llegar nuestros mensajes, conseguir contratos, estar en disposición de competir
por una oferta, etc.) no son precisamente ni fáciles ni conocidos por los
emprendedores o los iniciadores de una actividad profesional por su cuenta y
riesgo.
Es
por este motivo que, sin renunciar claro está a recibir ayudas económicas de la
administración del estilo que sea, yo preferiría que la contribución pública se
enfocará más (además) en aspectos como:
- Facilitar canales de difusión de nuestra empresa o de nuestros servicios y productos en ámbitos adecuados a nuestra actividad (locales, nacionales, exportación)
- Promover los intercambios de conocimiento y contacto directo de empresarios proveedores con empresarios clientes (clásico y en boga networking presencial)
- Formar en técnicas de carácter eminentemente práctico y provechoso en materias (poco tenidas en cuenta por las pequeñas empresas) como el marketing, la comunicación, la calidad, la preventa y la postventa, la fidelización, las alianzas estratégicas (unidos vendemos más muchas veces).
- Dar soporte especializado en elaboración del plan estratégico de negocio, de su gestión y seguimiento, de la operatividad de la compañía, de la básica planificación financiera. Toda empresa aunque sea unipersonal necesita cubrir con solvencia todos estos aspectos.
En
definitiva, un emprendedor que quiera iniciar o desarrollar adecuadamente su
actividad necesita, sobre todo, que se le muestre el camino, que se le facilite
la búsqueda y el alcance de los ingresos que le han de permitir a su
organización crecer y progresar, más incluso en muchos casos a que se le
alivien exclusivamente sus cargas económicas (que también).
Ángel Luis Herrero
Socio Consultor
en InnoSIB
Foto
cortesía de Freephotos.biz
Las administraciones deberian apoyar sin reservas todas las iniciativas de pequeños empresarios. Tendrían que fomentar tanto la financiacion como la capacidad de que las empresas sean rentables.
ResponderEliminarEl problema es que las administraciones publicas se rigen por criterios de temporalidad y vistosidad. Cada cierto tiempo se cambian sus responsables y por tanto las directrices. Las decisiones que requieren un perspectiva temporal amplia no forman parte de las estrategias politicas que solo pueden ver el corto plazo por intereses electorales y personalistas.
Moraleja: las ayudas publicas solo son visibles en resultados puntuales y coyunturales, segun la tendencia del gobernante de turno
Buen articulo.
Un saludo