jueves, 17 de octubre de 2013

El arte de comunicar

Si lo que estoy escribiendo ahora mismo fuera el final de este artículo, la comunicación sería pura entelequia, una ficción, una irrealidad. Así que no quiero que esta sea la última frase. Y no lo deseo simplemente porque debo comunicar algo.
Las personas somos unos artilugios complejos, extraños a veces, y misteriosos más de lo debido. Desarrollamos ingenios, se nos ocurren ideas y pensamientos interesantes y fabricamos esperanzas y futuros. Pero la mayoría de las veces, bien por ignorancia, bien por timidez, o incluso por un temor exagerado a que se apropien de nuestras esencias, nos lleva a no compartir nuestras iniciativas y nuestras opiniones de una manera fluida e inteligente.
En la vida personal la propensión a no hacer partícipes a los demás de nuestros logros deriva en cierto aislamiento social o en relaciones deficitarias. Nuestra personalidad en mayor o menor medida se ve resentida por ello. Pero en fin, con un psicólogo eficiente o, mejor, con un buen puñado de amigos afines podemos ir sobreviviendo sin excesivas elucubraciones.
Pero en el ámbito de una empresa, de una organización que necesita como agua de mayo la contrapartida de los clientes para que el negocio alcance esos objetivos que a nivel personal nos hacen sonreír abiertamente, la incomunicación es una auténtica contradicción.
No hacer llegar a los potenciales y deseados clientes nuestra filosofía (porque la creemos buena), nuestros procedimientos (porque sabemos que funcionan), nuestros logros (porque son la base de la experiencia), nuestras ideas de futuro (porque queremos permanecer en la cresta de la ola) y, obviamente, nuestros productos (el quid de la relación proveedor-cliente) es imponerse más obstáculos de los necesarios.
El eco de los mensajes
Un buen plan de comunicación en la empresa, tanto hacia su interior como hacia el exterior, ha de formar parte de su plan estratégico sin ningún atisbo de duda. Y hay muchos caminos y muchas formas de comunicar y de difundir el valor de la compañía. Por eso, comunicar es un arte que requiere la mejor composición de mimbres e ingredientes para que los mensajes alcancen sus destinos.

Ángel Luis Herrero
Socio Consultor en InnoSIB





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